jueves, 7 de octubre de 2010

Ohime ch' io cado (Ay de mi, que caigo)






Ay de mì, que yo caigo, ay de mì, que tropiezo de nuevo el piè
(es decir cuando pones mal el pie, cuando pisas mal)
asì como antes
y la marchita caida mia espera asì de nuevo avanzar
con fresco lagrimeo
ahora me conviene

Cansado, del antiguo ardor
conozco las huellas aùn
dentro del pecho.
Quién ha roto el vago aspecto
y las miradas amadas?
el esmalte diamantino
va amargo el mesquino pensamientos helados (no encuentro la palabra justa... )

Loco! creía yo de tener un escudo seguro (una protección)
de un desnudo "arquero"
y aún yo, sí, guerrero
ahora soy cobarde,
y no quiero enfrentar
el golpe aliciente
de una sola mirada.

O vencedor inmortal,
indigno! como eres frágil ahora escapas:
a colocarme bajo vidrio (tipo una campana protectiva... pero la verdad no logro darle un sentido)
desaparado, vagante, me conduciste, infiel,
contra espada cruel
de duro diamante

Oh como sabe castigar
tirano Amor el osar de alma rebelde!
Una dulce voz
un sereno rostro,
un altero mirar
suelen recomponer (reunir)
un corazón deshecho.

Ojos bellos, ah, si fué
siempre bella virtud
justa piedad,
no me la nieguen
la mirada y la sonrisa:
que me sea prisión
por sí buen motivo el paraíso!

No hay comentarios: